¿QUE ES Y COMO FUNCIONA UNA CVX ?

Como todos los grupos que valen la pena, las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) tienen unos principios sólidos, anclados en una antigua y profunda tradición eclesial, pero a la vez cuentan con experiencias actuales que mantienen los ojos puestos no sólo en el pasado sino en el aporte de cada persona y grupo vivo y operante pueda hacer para el enriquecimiento del movimiento.

Escribenos: ctapiasj@prodigy.net.mx


1. Sobre sus orígenes
Tres etapas se distinguen claramente en la historia de las ahora llamadas CVX:
+++





La primera etapa, la fundante, se inaugura con el esfuerzo de Ignacio de Loyola por buscar compañeros con los cuales compartir una experiencia personal y particular del seguimiento de Jesús.
Ignacio, a su regreso de Tierra Santa, busca compañeros de camino. Lo que está descubriendo en su interior requiere de ser compartido, tanto por una necesidad plenamente humana de compañía como por compartir algo sumamente valioso; tan valioso que por naturaleza requiere ser difundido. Este llamado, descubierto por una gracia especial, lo lleva a formar en París y básicamente con sus condiscípulos de Universidad, los siete amigos del Señor. Entre los historiadores de las CVX hay quién gusta señalar, dada la condición laical de Ignacio y de sus primeros amigos en este momento de su vida, que ésta es la primera CVX de la historia.
Paralelamente a que se funda propiamente la Compañía de Jesús (1539-1540) la historia cuenta que los primeros compañeros de Ignacio promueven una gran cantidad de grupos laicales, llamadas “compañías”, que tiene como propósito ...”aprender el pensamiento cristiano y tratar todo lo que les pueda servir para este nuevo modo de vida. Se comprometen a comulgar cada quince días y hacen muchas obras en beneficio para los pobres, visitan hospitales y reconcilian disidentes”.
Una cuestión interesante de estas primeras compañías laicales en su carácter apostólico -se plantean servir a los demás-, que surge de la experiencia de los Ejercicios. Fabro y Laínez, del grupo de los primeros jesuitas, dan Ejercicios a los laicos y estos a su vez los reproducen a grupos de alrededor de 10 personas, formándose así una cadena de cientos de ejercitantes.
Así pues, las características de estos primeros grupos de laicos ignacianos, podrían resumirse del siguiente modo:
    • Sólida formación espiritual mediante los ejercicios.
    • Intensas obras sociales con enfermos y pobres.
    • Oración y examen de conciencia diarios.
    • Vivir cristianamente las responsabilidades familiares, personales y sociales.
La segunda etapa que se inicia alrededor de 1556, en donde el jesuíta Juan Leunis recupera la experiencia de estas primeras compañías de laicos ignacianos, la sistematiza y comienza a estructurar lo que después se llamó el movimiento de las Congregaciones Marianas. Nombre inspirado en el texto evangélico “si dos o tres están reunidos en mi nombre, ahí estoy en medio de ellos” (Mt. 18, 20). Reunión, conforme al latín “congregatio” y mariana por ser María la reina de la Compañía de Jesús.
A partir de este momento la Congregaciones florecen entre los jóvenes estudiantes de los Colegios de la Compañía de Jesús. Su lema es “unir virtud con letras”, lo que simboliza el esfuerzo de integrar en un solo proceso el llamado de Dios a humanizar el mundo y la educación profesional.
Una característica importante es la relación respetuosa con la Compañía. No son una organización eclesial que dependa de la orden religiosa; aunque es evidente su ligaestrecha conlos jesuitas, inspiradores y maestros, tienen las Congregaciones su propio modo de organizarse y gobernarse y posee estatutos propios.
A lo largo del siglo XVII las Congregaciones se extienden por África y América; en Europa constituyen un factor importante para la promoción de estructuras sociales democráticas y un elemento vital para el surgimiento posterior del catolicismo social.
A pesar de la supresión oficial de la Compañía de Jesús en el siglo XVII, las Congregaciones siguieron su afán apostólico, la formación y el compromiso, incluso durante el siglo siguiente. Formalmente pasan a depender del clero secular y, en un fenómeno que no es exclusivo de ellas sino de la Iglesia en su conjunto, han tomando estructuras burocráticas y piramidales de organización, comienzan a centrarse en el culto más que en el apostolado y la participación del laico se pierde totalmente en función de la dirección fuerte de los sacerdotes. Con toda seguridad la ausencia de asesoría jesuíta permitió este cambio de rumbo con respecto a los fines originales.
Ya entrando el siglo XX el P. Ledochowsky, General de la Compañía, retoma las fuentes del movimiento y promueve una reestructuración profunda de las Congregaciones, de las cuales las CVX heredan el deseo originario de Ignacio.
La tercera etapa, está caracterizada por una lucha ardua por ser fieles a la experiencia fundante lo que las obliga a responder de forma ignaciana a los retos del mundo de hoy.

Una vez que el P. Ledochowsky convoca a los jesuitas que trabajan en las CCMM, que crea un secretariado central en Roma e impulsa una red de relación entre los grupos existentes en 1953, se funda oficialmente la Federación Mundial de Congregaciones Marianas.

Sin embargo casi una década después, el Concilio Vaticano II comienza los aires renovadores en toda la Iglesia y promueve un cuestionamiento profundo de sus estructuras. Nuevas formas de vida, trabajo y compromiso nacen o se renuevan y entre ellas surgen las Comunidades de Vida Cristiana como una forma de expresión de esta Iglesia que quiere ser testimonio primero del Reino y que busca los medios mejores para regresar renovadamente a sus fines primeros: ser movimiento de los laicos que desean vivir cotidianamente los Ejercicios Espirituales de Ignacio.

En 1971 Pablo VI aprueba oficialmente las CVX y desde entonces se suceden un conjunto de cambios importantes, como son la creación de los Principios Generales, la existencia de las CVX en más de sesenta países en los cinco continentes, reuniones mundiales cada cuatro años, la existencia de un equipo de servicio mundial, grupos de trabajo permanentes -compuestos por personas de varios países- un boletín de muy alta calidad como lo es “Progressio” y lo más importante: miles de laicos agrupados en las CVX trabajando en múltiples ambientes: sindicatos, misiones, universidades, en la familia, en la ONU, en grupos pacifistas, en la inserción con los pobres, con ancianos, enfermos, niños desprotegidos, en los negocios, en partidos políticos, en el trabajo intelectual y de otros muchos campos, con el único fin de aplicar los EE en la vida cotidiana, soportados por un proceso comunitario aplicado a las realidades concretas del lugar donde se vive.

Indice
2. Su finalidad y objetivo.
+++
2.1 Finalidad.
En los Principios Generales de las CVX dice que nuestra comunidad está formada por cristianos que desean seguir más de cerca a Jesucristo y trabajar con El en la construcción del Reino, y que han reconocido en la CVX su particular vocación en la Iglesia (PP GG n.4): “Nuestro propósito es llegar a ser cristianos comprometidos, dando testimonio en la Iglesia y en la sociedad de los valores humanos y evangélicos esenciales para la dignidad de la persona, el bienestar de la familia y la integridad de la creación. Con particular urgencia sentimos la necesidad de trabajar por la justicia, con una opción preferencial por los pobres y un estilo de vida sencillo que exprese nuestra libertad y solidaridad con ellos. Para preparar más eficazmente a nuestros miembros para el testimonio y el servicio apostólico, especialmente en los ambientes cotidianos, reunimos en comunidad a personas que sienten una necesidad más apreminante deunir su vida humana en todas sus dimensiones con la plenitud de su fe cristiana según nuestrocarisma. Como respuesta a la llamada que Cristo nos hace, tratamos de realizar esta unidad de vida desde dentro del mundo en que vivimos”.

2.2 Objetivo .

Frecuentemente al leer lo anterior, queda aún duda de lo que es específico de las CVX, pues lo anterior parece más bien la misión de la Iglesia.

A lo largo del presente documento se irá clarificando esta cuestión, sin embargo arriesgándonos a repetir lo que se explícita más adelante, podríamos decir que el objetivo de una CVX es...

a) Acompañar a cada miembro para el compromiso en la Iglesia y el mundo: ser testigos y servidores del Reino de Dios.

b) En todos los campos de la vida -el campo de la misión de las CVX no tiene límite-.

c) Con particular urgencia en el trabajo por la justicia, en una opción preferencial por los pobres.

d) En un proceso unificador de la persona, desde la vocación laical.

e) Bebiendo de la fuente específica de nuestra espiritualidad: los Ejercicios Espirituales.

3. Proceso grupal-comunitario.
+++






Como se podrá observar las CVX son para quien quiera tomar en serio su vida, sin embargo la seriedad no es sinónimo de aburrimiento o tedio; más bien una CVX, sobre todo si es de jóvenes, debe estar caracterizada por la alegría que resulta de descubrir caminos viables para ser más felices.
Para caminar hacia el objetivo planteado renglones arriba, se requiere un proceso que contemple con suma claridad, cuando menos tres asuntos, siendo los dos primeros: hacia dónde vamos y dónde estamos.
El “hacia dónde vamos”, ha quedado definido por el objetivo de la misión.
El “dónde estamos” tiene que ver con la realidad del grupo y de las personas que lo componen; por ello cada proceso de comunidad esta matizado por las características reales que distinguen un grupo de otro.
Pero el tercer asunto es el de los medios, ligados al proceso: cómo vamos y por cuáles caminos.
Es de esto que queremos platicar un poco, en el entendido que no hay recetas sino simplemente señalamientos generales, surgidos de observar y sistematizar muchas experiencias CVX [1] .
La CVX funciona con base en pequeños grupos entre 8 y 15 miembros como máximo, que libremente aceptan o piden vivir la experiencia, en reuniones semanales o quincenales. Se ha dividido el proceso en tres etapas; que se identifican más con características del grupo que con tiempos definidos.
Primera Etapa o de Encuentro
  • Tres son las metas que se pretende alcanzar en esta etapa:
  • a) Un primer nivel de integración, a partir del conocimiento de las historias personales.
    b) El conocimiento de lo que son y no son las CVX.
    c) La decisión libre, surgida de una necesidad interna y como parte del compromiso grupal, de hacer los E.E., como elemento necesario para cimentar la espiritualidad comunitaria.
    Los elementos más característicos de esta etapa son:

    Compresión general del objetivo y naturaleza de las CVX. Durante esta etapa debe haber claridad de que:

    • aunque proporcionan y piden afecto, no son grupos de terapia.
    • requiere de la teoría sin ser círculos de estudio.
    • necesitan intimidad sin ser ghettos aislados.
    • facilitan la convivencia sin degenerar en clubes.
    • impulsan la acción y la disciernen pero no son equipos de trabajo.
    • oran sin que esto se conciba como el único elemento de la espiritualidad.
    • acompañan y convalidan pero no son “oasis de paz interna” que aleje del compromiso crisitiano.
    ·Seguimiento personal del asesor sobre mociones internas de cada integrante. En un ambiente de confianza y en un proceso “natural” los integrantes del grupo acercan al asesor para platicar su proceso.
    ·Se abre la perspectiva de un nuevo modo de vida -por ello la experiencia de los E.E. es básica- en la forma de la liturgia, la oración, los sacramentos, en las relaciones humanas, en los compromisos impregnados por la opción de los pobres. Incluso la noción de Dios se descubre, aún como posibilidad, alejada de las distorsiones formativas de la niñez y la adolescencia. Jesús comienza a ser, no la proyección de miedos familiares y culturales, sino el amigo que invita a amarlo en plenitud en todas las cosas y que da sentido a todo lo que somos y hacemos.
    • Quizá el elemento más evidente sea la confianza y la integración del grupo.
    En afecto, de ser un grupo de individuos, cada uno con su historia particular por medio de la comunicación empieza a haber una parte de la realidad de la persona que comienza a ser patrimonio del grupo: deseos, aspiraciones, experiencias positivas y negativas, el entorno familiar y la vida afectiva, entre otros.

    Segunda Etapa o de Maduración
    Aquí se forma una comunidad propiamente dicha; como la vocación laical de tinte ignaciano es un camino que se descubre en un proceso lento, cálido, acompañado, largo, la única vía de optar maduramente es como lo hicieron los compañeros de Ignacio: en grupo, viviendo los E.E. y dando los frutos concretos en el servicio al que cada uno se sienta llamado, a partir del amor preferencial por los pobres y necesitados.

    Las metas a alcanzar en esta etapa son:
    a)
    Respetando las particularidades del laico, formar una comunidad de bienes, de relaciones personales maduras.

    b)

    Afianzar la opción por el Reino, con la visión ignaciana, sus implicaciones y posibilidades.

    c)

    Adquirir una formación intelectual sólida en Teología y Análisis Social.
    d)
    Acompañar a las personas o subgrupos de la comunidad en el compromiso al que cada uno se sienta llamado. En este sentido adquiere un peso importante el vínculo con el movimiento CVX más amplio, con la Iglesia local y los grupos de compromiso social.
    e)
    Una cierta homogeneidad en marcos comunes.
    Ciertamente esta segunda etapa es la que se lleva más tiempo; se pasa de una primera etapa de conocimiento personal, digamos idealizado a otra más real, donde surgen algunos aspectos y deficiencias reales.

    Es la etapa más rica, pero también la que está sujeta a las crisis que resultan del acompañamiento exigente y al crecimiento de la fe, el conocimiento y el compromiso.

    Tercera Etapa o de Dispersión
    Las metas para esta etapa podrían ir en torno de:
    a) Definición de las bases que originan el proyecto de vida o el replanteamiento, si acaso se viere conveniente. Para ello, ya se ha asimilado lo que significa la espiritualidad ignaciana y se tiene cierta claridad en el análisis social.
    b) Dispersión para vehiculizar las opciones de vida antes descubiertas. Esta es particularmente cierta para las comunidades de jóvenes, en donde el ejercicio profesional, la elección de estado de vida (vida consagrada, laicado...) o la experiencia de inserción lo llevan a abandonar el lugar donde radica y obligan a una separación física.
    c) Planeación de la nueva forma que tomará la vida comunitaria: reuniones más esporádicas, aceptación de nuevos miembros, cierre de la experiencia, reinicio con personas nuevas, continuación con la dinámica anterior...

    Ninguna de las tres etapas, como ya se dijo, están marcadas por los plazos de tiempo pre-definidos. Más bien el coodinador y el asesor estarán prestos abservar los signos de la misma dinámica grupal va generando para aprovecharlos con tino y avanzar hacia la finalidad y el objetivo de una CVX.
    Habrá que recordar que hemos planteado la finalidad como una utopía cristiana: algo inagotado, nunca llegaremos a gozarla en plenitud pero es el punto que dinamiza nuestra existencia hacia un Dios siempre mayor.

    Indice
    4. Las reuniones.
    +++








































    Las CVX trabajan con una modalidad de un asesor para varias comunidades locales y un coordinador para cada comunidad y como ya se ha señalado tiene reuniones semanales.
    Aunque el proceso comunitario no se agota en los asuntos que se tratan en las reuniones, ciertamente éstas tienen un peso importante pues constituyen el eje y la fuente de su vida. Es conveniente tener muy clara la estructura de las reuniones y contar con un calendario, que aunque sujeto a modificaciones, pueda darle certidumbre a los miembros de lo que se va a “ver” en las reuniones.
    Sobre la estructura de las reuniones puede tomarse como base ésta:
  • Plática inicial informal.
  • Oración inicial preparada en forma rotativa.
  • El tema de la sesión, que dependerá de los acuerdos comunitarios.
  • Cierre y avisos.
  • Existen varios tipos de reuniones para abordar temáticas diferentes -lo que arriba denominamos “el tema de la sesión”-; varios ejemplos se listan a continuación:

    a)
    Reuniones para fomentar la relación interpersonal: mutuo conocimiento, algún problema que se desee poner en común, diferentes dinámicas de integración comunitaria.
    b)
    Reuniones de vivencias comunes para generar y sostener la mística comunitaria: Eucaristía de grupo, oración comunitaria, paraliturgias .
    c)
    Reuniones de convivencias, festejo de aniversario, de diversión común.
    d)
    Reuniones de estudio y reflexión: para conocer y formarse en el espíritu ignaciano, el mensaje evangélico, la situación social y la propuesta de las CVX, ésta última por medio de sus boletines y documentos.
    e)
    Reuniones de revisión de vida: para confrontar la fe y el llamado con los hechos de nuestra vida. Puede ser a partir de una situación personal, familiar, experiencia de trabajo, una decisión importante -discernimiento-.
    f)
    Reuniones de evaluación para revisar la marcha de la comunidad con respecto a sus objetivos, para reflexionar sobre la integralidad del proceso y para revisar la satisfacción de cada miembro con respecto a los frutos obtenidos.

    Además de las reuniones, existen otras actividades importantes como: retiros comunitarios, festejos, paseos, idas al cine, a tomar un café, asistencia a algún evento cultural. Generalmente los resultados de estas actividades informales son muy benéficas para la integración comunitaria.

    Las reuniones y en general toda la vida comunitaria, está enmarcada en alguno de los tres procesos siguientes, los cuales son propios y distintivos del proceso CVX:

    • El proceso de integración grupal e interconocimiento.
    • El proceso espiritual, de maduración de la fe y el compromiso cristiano-ignaciano.
    • El proceso de análisis y compromiso social.
    Aunque el asesor y el coordinación deben estar pendientes de ir avanzando integralmente, es decir que se lleven los tres procesos como una “trenza” que se va forjando desde la realidad de la persona y de la comunidad, el grupo como tal es responsable de impulsarlos y de ser autoexigentes cuando esté careciendo de alguno de ellos. Para que un grupo se pueda considerar CVX debe ir creciendo integralmente en estos tres procesos.

    Incluso la confrontación de la vida comunitaria contra estos tres procesos (¿Qué tanto los hemos vivido? ¿Nos hemos cargado mucho tiempo hacia uno? ¿Hemos descuidado alguno, porqué?), puede generar el esquema de evaluación.

    Pues bien estas son las ideas fundamentales, obviamente abiertas a la crítica y a la renovación. Lo demás es arte, trabajo y ayuda de Dios.

    Ing. David Martínez Mendizábal
    Asesor Nacional de CVX
    Director General de Servicios Educativos, UIA-León.

    [1] Se resumen aquí, aportes múltiples de personas y grupos de la CVX.


    Regreso a Página Principal / Back Main Page
    Por favor, deja tus comentarios en mi libro de visitantes:
    FIRMAR EL LIBRO

    Son muy importantes tus comentarios y/o sugerencias para mejorar este sitio.

    Gracias.

    Please, leave your message at my Guest Book
    Sign My Guestbook

    Your comments are very important for to build a better site.

    Thank you.

    Envia tus comentarios!
    get this gear!